domingo, 19 de diciembre de 2010

Djalminha



Cuando eres hijo de uno de los mejores defensas de la historia de Brasil y quieres ser futbolista, lo mas logico es seguir los pasos de tu padre. Sin embargo, la palabra logica no esta en el diccionario de Djalma Feitosa Dias, Djalminha (Sao Paulo, 1970). Un rebelde sin causa. Si su padre destaco por su colocación y su dureza, Djalminha por su parte contaba con la velocidad, el regate y la magia en general como principales armas de su repertorio.

Un hombre capaz de lo mejor y de lo peor, un genio incomprendido, un adelantado a su tiempo quizá. Todas estas definiciones pueden resumir la carrera de Djalminha.

Sus comienzos fueron sencillos gracias a su calidad y a ser el hijo de Djalma. Ya con 16 años se le ofreció la posibilidad de jugar algunos partidos con la selección de veteranos de Brasil y deslumbro a propios y a extraños, y llegando a eclipsar al mismísimo Pele. Así, el Flamenco termino fijándose en el y fichándole para su equipo juvenil. A Djalminha le costo despegar, pero su llegada fue una revolución. Tras una corta aventura por la liga japonesa, Djalminha recalo en el Palmeiras, ahí coincidió con jugadores de la talla de Cafu, Rivaldo o Flavio Conceiçao, formando uno de los ataques más dinámicos y atractivos de la historia del fútbol brasileño, siendo el único equipo en pasar de 100 goles en el campeonato tras el Santos de Pele.


Djalminha y su Palmeiras humillando al Botafogo

El siguiente paso en su carrera fue la llegada a Europa. El Deportivo de la Coruña, un equipo al alza que ya se había hecho el año anterior con sus amigos y ex-compañeros Flavio Conceiçao y Rivaldo parecía el destino ideal para emprender su carrera, pero el comienzo no fue tan fácil para Djalminha como se podía esperar, ya que el Barcelona, el ultimo día del periodo de fichajes pago la cláusula de rescisión de Rivaldo, llevándose así una de las razones por la que Djalminha vino a Europa y robando la posibilidad de ver al legendario ataque del Palmeiras junto en España.

Sin embargo Djalminha poco a poco fue demostrando su calidad, ganándose un puesto en el equipo y llamando la atención de toda España por sus acrobacias y descaro con el balon. En muchos partidos no destacaba, la rutina no le gustaba, pero en el calendario tenia marcados en rojo varios días en los que simplemente se convertía en el mejor jugador del mundo. Los partidos contra el Real Madrid, Barcelona y Celta eran simples exhibiciones donde cada jugada Djalminha intentaba el más difícil todavía.


Djalminha motivado frente al Real Madrid

Se notaba una alegría especial en los ojos del jugador cada vez que dejaba a Fernando Hierro buscando la pelota, a la defensa del Barcelona con la boca abierta, o simplemente haciendo algo mas bonito que el celtarra Mostovoi. Con este último jugador mantuvo durante los años que coincidieron una gran rivalidad. Ambos jugadores de clase, técnica y carácter, chocaban entre ellos en espectaculares duelos.


Djalminha dando una colleja a Mostovoi

Durante su estancia en el Depor, Djalminha consiguió ganar la única liga en la historia del equipo, así como la famosísima Copa del Rey ganada en el Santiago Bernabeu al Real Madrid el día de su centenario (El Centenariazo). Con Djalminha en el equipo el Deportivo consiguió ganar en los campos mas grandes de Europa, donde el brasileño dejaba muestras de calidad constantemente, así lo mismo le daba marcar un penalti de Panenka en San Siro contra el Milán, como meter un gol de falta en Highbury contra el Arsenal.


Djalminha marcando un penalty con su clasica Panenka

No todo en la carrera de Djalminha fueron luces. Su conflictivo carácter muchas veces empaño su calidad y en algunos casos es mas fácil recordarle por sus expulsiones que por sus regates. El peor momento de la carrera de Djalminha vino cuando en un entrenamiento, tras una discusión con su entrenador Javier Irureta termino propinándole un cabezazo que poco a poco iría acabando con su carrera deportiva, abandono la disciplina del Deportivo y acabo recalando en Austria, donde poco a poco su otrora llamarada de fútbol, se fue apagando.

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